Los Rolling Stones de la política

8 de Febrero 2016 Noticias

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La semana pasada tuvo lugar la primera patita de la primaria presidencial de Estados Unidos. Bernie Sanders, precandidato demócrata, le pisa los talones a Hillary Clinton. Lo interesante es que la abrumadora mayoría del voto joven se inclinó por Sanders, un viejo lobo de 74 años. Entre los 17 y los 24 años, consiguió el 86% de las preferencias. Entre los 24 y los 29, un 81%. Entre los 30 y los 39, llegó al 65%. En todos los segmentos etarios superiores ganó Clinton. Sanders, además, está en la frontera del izquierdismo permisible en Norteamérica. Las nuevas generaciones lo apoyan porque lo interpretan como un desafiante, una amenaza al establishment, un testimonio de consecuencia tanto biográfica como ideológica.

En Reino Unido pasó algo similar hace poco. Los laboristas eligieron a Jeremy Corbyn (66) como líder del partido. Corbyn se había acostumbrado a representar las voces marginales a la izquierda del New Labour de Tony Blair. Lobo viejo, pero solitario. Sin embargo, se transformó en la alternativa más sexy a la hora de buscar reemplazante para Ed Milliband. Miles de jóvenes se inscribieron para votar por Corbyn, sin importarles la falta de carisma del candidato. A fin de cuentas, estaban premiando su discurso.

Saltan a la vista los patrones comunes del fenómeno Sanders y del fenómeno Corbyn. Ambos están terminando su trayectoria política y se transforman súbitamente en esperanzas de cambio. Lo común es que sean cartas jóvenes las capaces de encarnar esa esperanza; acá opera lo contrario. Sobre ambos también recae una duda: puede que ganen la nominación dentro de su partido, pero la teoría del votante medio suele aconsejar alejarse de los extremos para ganar la elección final. Sanders y Corbyn están en la frontera izquierda de los partidos de izquierda en sus respectivos sistemas políticos. Aun así, las encuestas indican que son altamente competitivos contra sus adversarios de derecha.

¿Podría ocurrir algo semejante en Chile? Difícil. Ricardo Lagos Escobar también arrastra una carretilla de años, pero no rockea como Sanders o Corbyn entre los jóvenes. Más bien, parece ser el candidato del establishment, de los que quieren orden en la casa. Pudo serlo Jorge Arrate en 2009, pero tuvo a un energético y subversivo Marco Enríquez corriendo a su lado. Los votos jóvenes ligeramente anti-sistémicos optaron por la coincidencia generacional y Arrate obtuvo una tajada mínima.

Como los Rolling Stones, Sanders y Corbyn viven un momento de gloria en el crepúsculo de sus respectivas carreras. No sería descabellado pronosticar al primero a la cabeza de la nación más poderosa del planeta y al segundo como primer ministro del viejo imperio británico.

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