En la mañana del 24 de junio las retroexcavadoras se empecinaban en demoler rápido lo que queda de la Villa San Luis para dar cabida a un proyecto de oficinas premium. Pero los recientes hechos de la villa deben leerse en retrospectiva, ya que la ciudad también es su historia. Originalmente el fundo que ahí había dio cabida al proyecto Remodelación San Luis de la Corporación de Mejoramiento Urbano (Cormu), en 150 ha entre Kennedy, Vespucio, Apoquindo y Nuestra Sra. del Rosario, con más de 70 mil residentes de clase media y alta. Eran 61 torres de hasta 20 pisos —se construyeron algunas de ellas en la esquina de Kennedy y Vespucio— y 40 edificios de hasta 5 pisos con un gran parque metropolitano y un centro cívico y comercial. Luego, el gobierno de Allende rediseña el proyecto con la participación de familias de asentamientos ilegales en Las Condes para darles vivienda sin erradicarlos a la periferia y buscar una integración social. Las primeras familias llegan en 1972 a más de mil departamentos de hasta 80 m2 en medio de una fuerte oposición de los vecinos.

Tras el Golpe, el Ejército erradica a los pobladores a la periferia y ocupa la villa con familias de suboficiales. Aun así varias familias se mantienen. Ya en 1991, los terrenos son traspasados al Ejército con uso exclusivo habitacional, y al frente se inaugura el Parque Arauco y el Parque Araucano. En 1996 el Ejército vende los terrenos a una inmobiliaria y comienzan las demoliciones. Después de negociar una demanda colectiva por desalojo, el entonces alcalde Joaquín Lavín inaugura la demolición en una retroexcavadora. En 2015 salía la última pobladora. El mes pasado, el Comité de Defensa de la Villa San Luis logra que se declare Monumento Histórico cuando comenzaban las demoliciones.

Hoy, la Villa San Luis y su historia político-social ponen en evidencia dos graves conflictos: uno social y otro de planificación. El conflicto social es la no integración social de la ciudad, graficada en la severa segregación de ingresos, la baja calidad de vida de nuestros barrios, la gentrificación de ellos

y la erradicación de pobladores. El conflicto de planificación urbana es el cambio de usos de suelo, el reemplazo de viviendas por oficinas al borde de un gran parque (no así el lado oriente del parque), los severos impactos de congestión producidos por el centro de oficinas, ignorar las diversas realidades de la ciudad y la ausencia de una visión que tome la oportunidad de un gran proyecto urbano sustentable, integral y mixto. La ciudad no es sólo la modernización futura, es también su historia, su memoria y su identidad.