El partido en el que nadie ganó

6 de Agosto 2017 Columnas

Si fuera un partido de fútbol, este sería el momento de revisar el famoso videoarbitraje (VAR), que causó tanta polémica durante la Copa Confederaciones, para saber quién ganó en la DC. Porque luego de una semana desde que la Junta Nacional ratificara las candidaturas parlamentarias, entre ellas, la de Ricardo Rincón, queda claro que Goic metió un gol, pero no necesariamente eso significa que ganó el partido.

Claro que la candidata hizo un juego digno de House of Cards y al menos este primer periodo terminó a su favor. Los tiempos –la espera de cinco días- fueron manejados de manera de mantener no sólo al partido, sino a gran parte del país pendiente de si la DC continuaría en la carrera presidencial o no. Difícilmente la senadora habría concitado tanta atención de los medios y las redes sociales de otra forma. Incluso, lo más probable es que su nivel de conocimiento haya aumentado después de su semana de “reflexión”, pues quienes no sabían de su existencia hoy posiblemente la reconocen.

La carta de su esposo identificó a la opinión pública, sobre todo a los “haters” del mundo político tradicional, que –sin importar la razón de fondo- gozaron con las frases “maloliente cúpula DC”, “basura”, “corruptela cupular”, entre otras que pronunció Christian Kirk, a través del mejor método que podía encontrar para viralizar sus palabras y conseguir respaldo en la élite opinante: las redes sociales.

Goic mantuvo el silencio, envió a sus seguidores a hablar por ella en los medios durante esas 120 horas, Matías e Ignacio Walker, Jorge Burgos, entre otros, eran los encargados de preparar el camino, recalcando siempre la gravedad de la situación, pero sin adelantar qué haría la candidata. Solo ella podía decidir aquello, no fuera a ser que los acusaran de pautearla y se estropeara el propósito de la misión: empoderar a la candidata.

La presidenciable consiguió generar un guion que subía y bajaba la tensión de acuerdo al momento del día, manteniendo la atención mediática durante más de una semana (sí, porque esto continuará). Todos estuvieron pendientes de la abanderada, que supo aguantar hasta que tuvo a todos ordenados y creyendo que, en realidad, no había otra opción: ella debía tener el poder y mostrar liderazgo.

Ese fue el juego. Tensionados los ánimos de un partido que hace ya tiempo se mantiene en crisis, llevada la situación al extremo de ser pro derecho de las mujeres versus la candidatura de Rincón, no había otra forma de proceder sin que la DC cometiera un suicidio público.

Y eso es precisamente lo que hoy complica a Goic. Porque una vez pasado el “susto” de quedar sin presidenciable –aun cuando no logre marcar más de 3% en las encuestas-, comenzaron los análisis y algunos entendieron que puso una presión innecesaria en la colectividad, obligándola a decidir entre una crisis interna y otra externa: o quebrar el partido por dentro o quedar sin candidata.

Las acusaciones contra el diputado no eran nuevas y, por lo tanto, podrían haberse manejado mucho antes. Incluso, dándole la posibilidad de salir de la DC –en el periodo establecido por ley- y postular por fuera. Nada de eso se hizo en su momento. ¿Casualidad, negligencia o estrategia? Solo sus protagonistas lo saben.

Hoy la DC ve acrecentada su crisis interna, con cuestionamientos de fondo entre sus dirigentes, el cobro de “cuentas políticas” cruzadas y la aparición, de a poco, de voces que alertan al respecto a través de los medios.

En la otra vereda, Goic se alza como la defensora de la ética y la moral, respaldada por gran parte de la clase política nacional de todos los sectores, incluidos el expresidente Ricardo Lagos y el ex precandidato de derecha Manuel José Ossandón, pues fue capaz de convertirse en el adalid contra la violencia machista, una causa con la que nadie –transversalmente- podía estar en desacuerdo. Y a solo horas de haber ratificado que continuará con su candidatura, lanzó el “Tren de la valentía”, recorriendo parte de la V Región, con un nombre que llama la atención: ¿Esa valentía tiene que ver con que fue capaz de doblarle la mano a la institucionalidad partidaria para convertirla en un trampolín de su carrera a La Moneda o con la defensa real de los derechos de las mujeres?

Finalmente, la DC queda en una situación dudosa, en la que –pese a que Goic metió esta vez el gol- no está claro quién es realmente el ganador, pues la victoria puede ser pírrica, con una Falange tensionada al máximo y una candidatura sobre la que no existe ninguna certeza respecto de si resucitará o continuará tan débil como nació.

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