Salto cuántico

14 de Enero 2018 Columnas

Fue presentado como el intento de la nueva generación por jubilar a un octogenario; y como el esfuerzo de aquellos que han estado desde siempre fuera de “la cocina” por terminar con la lógica del reparto binomial. “No tengo lepra ni soy el responsable del deterioro de las instituciones” fue la lacónica respuesta del senador Zaldívar tras ser convertido en la excusa perfecta de un proceso político que, en rigor, no tiene conexión con su nuevo rol en el consejo resolutivo de asignaciones parlamentarias.

En efecto, Andrés Zaldívar terminó siendo esta semana un oportuno catalizador del reordenamiento de piezas activado por la derrota de la Nueva Mayoría. Una dinámica que ha dejado a la DC en un punto de quiebre con sus todavía aliados de coalición, quienes luego del desenlace electoral decidieron privilegiar una convergencia estratégica con el Frente Amplio, sin importar los costos que esto tenga para la dilatada complicidad construida con la falange. De algún modo, la decisión de rechazar el nombramiento de Zaldívar al mencionado consejo solo vino a ratificar que para el PC y el PS, “cuidar” el vínculo con la DC dejó de ser una prioridad.

No puede negarse que la celeridad de este proceso resulta sorpresiva, pero ello únicamente ha venido a confirmar la larga maduración de lo que ahora comienza a cristalizar: una dinámica de deterioro profundo en la convergencia de la DC y la izquierda, que luego de consumada la derrota, no esperó ni siquiera un mes para empezar a dar cuenta de sus efectos más relevantes. Entre ellos, este movimiento de placas en dirección al hasta hace poco impensable escenario de un acuerdo entre la DC y la centroderecha, para dar gobernabilidad a la Cámara de Diputados.

El solo hecho de que la DC esté analizando y discutiendo esta posibilidad supone un “salto cuántico” respecto a las coordenadas políticas y socioculturales fijadas desde principios de los 80’, momento fundacional para el ciclo político que ahora podría estar llegando a su fin. Esta semana, si algo quedó meridianamente claro es que la DC no forma parte del entendimiento que viene articulándose en la izquierda desde aun antes del fracaso electoral y que solo podría ser incluida en él desde una posición visiblemente marginal y subordinada.

En síntesis, el affaire Zaldívar solo vino a refrendar la compleja encrucijada en que se encuentra la falange, y la trascendencia que tendrán las decisiones que en este contexto se impongan. Seguir al PS y al PC en su camino al altar con el FA implica para la DC un riesgo más allá de lo imaginable. Pero abrirse a un entendimiento con la centroderecha -aunque por ahora solo sea “administrativo”- supone iniciar un camino inexplorado desde los tiempos de la UP, con la amenaza probable de un quiebre definitivo en el partido y de una travesía sin retorno a extramuros de las ahora tres principales coaliciones. Una zona de alta incertidumbre y en la actualidad casi inhabitada.

 

Publicado en La Tercera.

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