¿Por qué la visita del Papa debiera tener días feriados?

31 de Julio 2017 Columnas

Las creencias religiosas, es evidente, juegan un rol preponderante en la vida de mucha gente.

Los chilenos no son la excepción.

Durante mucho tiempo se pensó que la relevancia de dichas convicciones justificaba asignarles un lugar también preponderante en la vida civil y política de las naciones. Sin embargo, aquello ha cambiado. La religión, en tanto sistema de creencias que definen la identidad de las comunidades y en el cumplimiento de cuyas prescripciones se jugaría la integridad de una persona, no es única, exclusiva o especial en ese sentido, al menos no en las sociedades pluralistas contemporáneas como la chilena.

En la era secular, como la define el sociólogo canadiense Charles Taylor, otros tantos sistemas de creencias (que determinan compromisos, adhesiones, rituales y pertenencias) conviven con la religión. Es por tanto recomendable, piensan los filósofos políticos liberales, que el Estado se abstenga de ocupar sus recursos para favorecer a unas respecto de otras.

Es la conclusión a la que han llegado las llamadas teorías igualitarias de la libertad religiosa.

Ellas sostienen, en síntesis, que la religión puede ser equiparada a otras expresiones culturales igual de centrales en la vida de los ciudadanos.

Es en este marco que la solicitud que diputados de la UDI y la DC de declarar feriado legal los días de la visita del Papa Francisco resulta improcedente. No declaramos feriado cuando se juegan trascendentales partidos de fútbol -que para millones tienen una dimensión cuasi religiosa- o cuando se estrena una nueva entrega de la Guerra de las Galaxias -ídem. La comparación no es insultante para los católicos; es un reconocimiento de la igualdad que, ante los ojos del poder político, tienen estas lealtades y prácticas.

Por cierto, el Papa viene como Jefe de Estado. Pero tampoco declaramos feriado cuando viene el presidente de Estados Unidos o la reina de Inglaterra. En el caso de la UDI, la petición peca además de inconsistencia: son ellos quienes suelen oponerse a perder días laborales por la pérdida de productividad que suponen. Por lo demás, en lugar de un Estado que obliga, el gremialismo debiera impulsar acuerdos voluntarios entre empleadores y trabajadores para que los segundos puedan participar de las actividades papales.

Chile ya tiene una gran cantidad de feriados religiosos poco justificables para un Estado laico.

En lugar de seguir añadiendo a la lista, va siendo hora de reemplazarlos por alternativas capaces de unir en lugar de dividir.

 

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram