Innovación en un país de desastres II

13 de Febrero 2017 Columnas Noticias

La serie de incendios en Chile ha vuelto a abrir la ventana de discusión acerca de lo que significa ser un país de desastres, más aún cuando éstos son provocados, y la inversión en resiliencia. El 2015, el Banco Mundial propuso que invertir en innovaciones de resistencia y recuperación de desastres tiene dividendo triple, y mayor al retorno de innovación empresarial. Está demostrado que las catástrofes son unas de las fuentes de innovación más afectivas…si se les aprovecha.

Recientemente un experto internacional de desastres mencionó en una conversación que parte de nuestro problema está en la fragilidad política de nuestras instituciones, y lo que nos salva de efectos más desastrosos es la calidad técnica de nuestra gente.

Parece un poco el colmo decir que, como país pequeño, la efectividad de lo que hagamos se juega por la colaboración en torno desafíos comunes, en vez de minimizar las causas de los problemas, emitir acusaciones al voleo, desoír alertas de expertos, o desechar ayuda para aparecer que “todo está bajo control”. Independiente de las mejoras propuestas, si no cambiamos nuestra manera de actuar, nuestra resiliencia no va a mejorar.

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