Este no es mi Valparaíso

31 de Mayo 2016 Noticias

Mi Valparaíso era una ciudad de barrios amables, de comercio local y variado. Era un puerto de gran identidad local, de fanatismo deportivo, vibrando por una misma camiseta y de ambulantes gritando en rimas la mercadería del día. El Valparaíso que veo y vivo hoy, en cambio, es uno asustado, violento, vulgar. Uno en el que debo advertir a la chica que está a mi lado en la calle que cuide su teléfono celular, pues es fácil que se lo arrebaten sabiendo que salieron en libertad cerca de 700 exinternos de la Cárcel de Alta Seguridad, situación que a muchos nos intimida.

Algunos podrán decir que esto es una sobrerreacción frente a la cuestionada medida del Poder Judicial y a la cobertura que dieron los medios a esta noticia, pero, ciertamente, no lo es: el domingo vi a dos hombres con armas blancas en El Almendral. Tres de mis “caseros” de la feria me advirtieron cuidar mi dinero para la compra semanal. Mis vecinos y yo ponemos más de un seguro a nuestras casas. Todo esto, en las últimas dos semanas.

Mi Valparaíso no es una ciudad idealizada. Reconozco sus debilidades: hacinamiento en ciertos barrios, frecuencia de incendios en edificios históricos, basura en las calles, pero ciertamente no es un lugar donde las personas se violentan gratuitamente. De un tiempo a esta parte he podido advertir cómo locatarios del centro de la ciudad, cansados de pintar y repintar las fachadas y cortinas de sus lugares de trabajo, han cedido estos espacios a grafitis, firmas y un sinnúmero de rayados que poco sentido nos hacen a los porteños. Otros, quizás ya sin alternativa, han decidido contratar a grafiteros “profesionales” para que hagan lo suyo en las entradas de sus negocios y publiciten así sus comercios, para que, de este modo, otros artistas respeten lo que se ha hecho con anterioridad.

Mi Valparaíso no es una ciudad en que las personas se tratan sin respeto alguno, menos aún los padres a sus hijos. He quedado desconcertada frente a adultos dirigirse a menores que tienen a su cargo con un vocabulario que no es el adecuado para relacionarse con un pequeño. Muchas veces tratan a niños y adolescentes con un vocabulario coprolálico, a ellos, a personas que están bajo su cuidado y formación. ¿Qué es lo que aprenden? ¿Cómo se expresarán luego entre sus pares? ¿No les parece un trato agresivo?

Mi Valparaíso es una ciudad agradable, donde hay preocupación por el otro y no un polo de violencia, vulgaridad y temor. Si dejamos que la ciudad continúe en el estado en la que se encuentra, si no hacemos algo por ella, es probable que el turismo decaiga, que los inversionistas que todavía quedan huyan, y peor aún, que los propios porteños queramos dejarla.

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