¿El ganador ciudadano?

24 de Octubre 2016 Noticias

Salvo por los adherentes más acérrimos, no muchos se imaginaron que Jorge Sharp, un joven magallánico, adoptado desde su época universitaria por Valparaíso, se convertiría -a partir de anoche- en el alcalde electo del Puerto. Las apuestas apuntaban a la mantención del UDI Jorge Castro, para los más conservadores, y a la victoria de Leopoldo “DJ” Méndez quien contaba con todo el respaldo de la Nueva Mayoría y -según muchos- con gran parte de los votos de aquella entelequia que algunos llaman románticamente “el corazón de los cerros” pero que nadie tiene muy claro a quién pertenece.

Incluso quienes pensaron que podía producirse este escenario, probablemente no vislumbraron el amplio margen que lo separaría de sus contrincantes y que se constituye, en buena medida, en un duro castigo ciudadano a la gestión de Jorge Castro. Numéricamente hablando, entre Sharp y Méndez al menos triplicaron la votación obtenida por el jefe comunal.

Lo que ganó en Valparaíso fue esta política “ciudadana” enarbolada por casi todos los movimientos ajenos a los dos bloques tradicionales y generada a partir de un discurso en extremo crítico de la política tradicional. El porteño apostó a la esperanza, al candidato apartidista, algo así como un Lavín 1999 versión 3.0, de izquierda, que se muestra alejado de los partidos, pese a que su base de respaldo está en la Izquierda Autónoma, Gabriel Boric y el Partido Humanista. Porque Sharp no llegó de Marte. No viene de una dimensión paralela en la cual los partidos políticos no existen. Su movimiento es eminentemente político.

El joven abogado logró seducir a una ciudadanía apática, indignada con la clase política y con pocas ganas de levantarse a votar. Pudo hacer el “click”, apelando al componente anímico tan desaparecido en las últimas elecciones, que no sólo los convenciera con propuestas, sino que fuera capaz de enamorarlos a partir de la figura del “antipoder”, aunque él también sea parte de esa élite.

Este resultado abrumador, este experimento ciudadano-social que comenzó con primarias abiertas y participativas, terminó con el único candidato no tradicional -considerando que Méndez iba de la mano de la Nueva Mayoría- instalado en el sillón alcaldicio. Pero, por otro lado, generó más preguntas que respuestas. ¿Puede ser el puerto el centro desde donde se geste la “nueva política”? ¿Es esto una muestra de lo que podría pasar a nivel país en las presidenciales del próximo año? ¿Puede ser que el votante -este espécimen en extinción- decida darles la espalda a los candidatos de los dos grandes conglomerados? ¿Es esta una muestra de que, por ejemplo, el senador Alejandro Guillier no está tan perdido frente a dos “grandes” de la política como Ricardo Lagos Escobar y Sebastián Pinera? Ahora sí, siguiendo la línea de lo sucedido en Valparaíso, todo está por verse.

El resto de las preguntas tiene que ver con la gobernabilidad que tendrá Sharp. Porque deberá instalarse con un concejo municipal que no será fácil y en el cual una importante cantidad de concejales será de la Nueva Mayoría y de Chile Vamos. Y aquí el peligro está en que termine sólo, aislado y viviendo un fenómeno similar al que le sucedió a Josefa Errázuriz en Providencia.

Porque una cosa es ganar la elección y otra es gobernar.

Mucho más cuando se trata de un municipio donde las malas prácticas se han asentado hace décadas, con una deuda que supera con creces las de otros, con pobreza, suciedad y quebradas en las cuales los asentamientos han vuelto a renacer, pese al peligro ya demostrado con el incendio de 2014. Y donde la esperanza puesta en Sharp es altísima. Ese será su primer desafío: moderar las expectativas, de manera de no salir trasquilado.

Y aquí suigen aún más preguntas: ¿Con quiénes gobernará Sharp? ¿Cómo se materializan ahora las propuestas? ¿Es suficiente la buena voluntad para acabar con la compleja situación de Valparaíso? ¿Estará ahora la Nueva Mayoría dispuesta a trabajar con Sharp en pos de mejorar la situación del Puerto? ¿Qué rol asumirá Méndez? ¿De colaboración o de oposición constante con miras a una nueva candidatura el año 2020? ¿Cuál será el papel de Castro antes de decidir su nuevo derrotero político? Un último punto tiene que ver con el fantasma de la abstención. Lamentablemente, aquí las expectativas sí le apuntaron.

Los ciudadanos siguen siendo reticentes a votar, pese a los llamados de multisectoriales, incluida la histórica reunión de todos los poderes del Estado la semana pasada, que no tuvo mayores efectos. Cómo motivar, seducir, enamorar a este ciudadano esquivo es la tarea con miras a las presidenciales y parlamentarias del próximo año. Porque un gobierno electo con un 30% de participación no será motivo de celebración y, hasta ahora las expectativas no parecen auspiciosas.

Este experimento ciudadano-social que comenzó con primarias abiertas, terminó con el único candidato no tradicional instalado en el sillón alcaldicio. ¿Puede ser el Puerto el centro desde donde se geste la “nueva política’?

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram