Economía social de mercado

10 de Febrero 2016 Noticias

Facultad de Artes Liberales

Chile B

En una columna de opinión (02.02.2016 El Mercurio) Hugo Herrera llamaba la atención sobre la polarización del debate político, al menos de “las voces más sonoras”, en relación a la economía. Según él “de un lado se hallan quienes defienden el mercado, del otro quienes defienden la dimensión política y el Estado. Es un diálogo que tiende a ser de sordos, en la precisa medida en que se trata de posiciones que no alcanzan puntos en común a partir de los cuales discutir”. Dicho de otro modo, están los que quieren más del mercado, llevando el “modelo” al límite de sus posibilidades, y los que quieren eliminarlo de raíz, vale decir, pasar la retroexcavadora de Quintana y volver a un sistema “estatista”. Quisiera ocuparme de las voces “menos sonoras”: ¿por qué son prácticamente inaudibles? Una posible respuesta sería porque proponen un sistema o modelo económico impracticable, plausible en el papel, pero no en la práctica, vale decir, un sistema que no pasa de ser una visión romántica de la economía. Otra posible respuesta sería asumir que el modelo actual ha sido exitoso, en especial en el combate contra la pobreza y la desigualdad. Luego ¿para qué cambiar? Más vale diablo conocido que por conocer.

Veamos ahora dónde se ubican y qué proponen estas voces menos sonoras. Digamos que se ubican en una vía media entre los dos extremos mencionados por Herrera, y tienen una propuesta concreta, a saber: una economía social de mercado (ESM). Este sistema (o “modelo alemán” como también se le conoce) ha demostrado en la práctica, desde 1948 hasta nuestros días, ser un modelo no solo practicable, sino además, exitoso. De este modo, la hipótesis de un sistema impracticable, no es correcta. Como tampoco es suficiente afirmar que nuestro actual modelo ha sido exitoso en la disminución de la pobreza y la desigualdad. Allí están las cifras para demostrarlo ¿Por qué entonces, tienen tan poca fuerza hoy en día estas voces que alguna vez tuvieron algún eco en los gobiernos de Aylwin, Frei Ruiz-Tagle e incluso en el gobierno de Piñera? Quizá por desconocimiento de lo que es realmente una ESM de parte de la clase política o de quienes manejan los hilos del poder. O por pereza intelectual, pues la ESM funciona a partir de principios antropológicos (dignidad de la persona humana), éticos (necesidad de actuar honestamente), y económicos (uso responsable de la libertad, competencia justa, eficiencia económica, etc.), y no a partir de “recetas” (al estilo Consenso de Washington). Ello obliga a la aplicación de virtudes poco comunes, como la prudencia y la justicia. La discusión acerca de la reforma laboral es prueba patente de ello. Como la esperanza es lo último que se pierde, esperemos que la discusión política en torno a la economía no siga polarizada, y se busque un sano equilibrio. No solo le hará bien al país, sino también a los propios políticos.

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