Cambio de nombres

4 de Abril 2017 Columnas Noticias

Tras la Guerra del Pacífico, con la euforia de la victoria, las autoridades de Valparaíso quisieron testimoniar a héroes y episodios relevantes, optando por eliminar los nombres históricos de sus calles y reemplazarlos por otros que podían ser más significativos. Así, desapareció La Calle de la Planchada, posteriormente Serrano; Calle del Cabo, posteriormente Esmeralda, Calle de la Aduana, después, Prat, o Calle de San Juan de Dios, hoy Condell, por citar algunos ejemplos.

Esta idea, bastante común en países jóvenes de aquel tiempo, buscaba forjar historia e identidad en la conciencia colectiva, por ello, esta política no sólo se hizo extensiva a Valparaíso, sino que a muchas ciudades -casi todas en realidad- donde se replicó esta campaña, terminando por unificar a lo largo de Chile la toponimia de los centros urbanos, perdiéndose lo genuino que podía ser los nombres originales para espacios particulares.

¿Estuvo bien este proceso? Desde la comodidad de la distancia, claramente no, pero debe entenderse en el fervor de una victoriosa guerra y es esta política de profundizar los valores patrios unitarios.

Sin embargo, en tiempos en que por fin vivimos tiempos de conciencia patrimonial, lo que se hizo en el pasado no puede volver a ocurrir. Cambiar nombres de espacios ya históricos, es un atentado a la identidad. Alguien puede argumentar que en el caso de la avenida Pedro Montt, originalmente no se llamaba así -su nombre era Maipú-, pero hace más de un siglo se quiso homenajear al Presidente que inició el plan más extraordinario para levantar a Valparaíso de su destrucción total en 1906. ¿Pero es el mismo Mandatario de los tiempos de la llamada matanza de Santa María de Iquique? Sí, y por ello entendería las aprensiones de los iquiqueños, pero Montt entró a la historia de Valparaíso como el Jefe de Estado que mayor preocupación tuvo por este puerto.

Ahora bien, ¿qué pasa con los nuevos héroes, las nuevas figuras importantes, los nuevos episodios relevantes que deben ser recordados? Muy simple, cientos y miles de obras públicas que algún día se realizarán en regiones, esperan por un nombre. En el caso específico de Violeta Parra, su lugar indicado podría ser un Gran Teatro Regional, aunque tales merecimientos también los podría tener, Margot Loyola.

En suma, no busquemos cambiar nombres de calles y avenidas históricas, creemos nuevos espacios que hagan justicia a la memoria de personas que sin dudas merecen ser recordadas.

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