Aquellos, “los otros” invisibles

31 de Octubre 2017

Si hacemos una rápida búsqueda en las secciones internacionales de nuestros periódicos, observaremos que en general poco y nada se publica sobre la situación de Medio Oriente, el Sahel o África en relación con el ‘terrorismo islamista radical’. Y sucede que ninguno de estos lugares está exento de este flagelo y, aunque parezca paradójico, son espacios en donde las mayorías musulmanas abundan. Allí los atentados son cotidianos, las muertes por acciones terroristas están a la orden del día, en mayor número que en Europa y persiguiendo los mismos fines, porque al final la consigna de fondo es: “o están con nosotros o pagaran las consecuencias”.

Es cierto que el bombardeo mediático hace que nos vayamos insensibilizando, pero la verdad es que vastas poblaciones en Siria e Irak, solo por nombrar un par de territorios, están sometidas, cotidianamente, a los abusos del Estado Islámico de Iraq y el Levante (ISIL/DAESH). Los otros grupos de carácter “islamista”, vinculados en espíritu y en ciertos objetivos, resurgen por doquier: al-Qaeda en el Magreb, Yemen y la Península Arábica; al-Shabbab en Somalía, Boko Haram en Nigeria, Abu Sayef en Filipinas, etc. Esta la otra cara de la moneda; la que elegimos no mirar.

Más de 300 personas han muerto y otras 350 han resultado heridas hace dos semanas en el peor atentado terrorista de la historia de Somalia. Dos vehículos bomba hicieron explosión con poco tiempo de diferencia en el centro de la capital, Mogasdicio, dejando tras de sí decenas de cadáveres calcinados, edificios destruidos y hospitales a rebosar de heridos. Al-Shabbab ha admitido la autoría de este acto.

En momentos en que el ISIL/DAESH se debilita gradualmente, resurgen los nuevos herederos de al-Qaeda; aquella ‘vanguardia’ del islamismo yihadista contemporáneo. Al-Shabbab es uno de ellos y, al menos geopolíticamente, la violencia sectaria producida en el sur de África los consolida como uno de los grupos islamistas radicales de mayor peligrosidad en la actualidad.

Así entonces, Somalia nuevamente es blanco de atentados. No obstante, nuestro conocimiento del país africano es tan pobre y quizás los recuerdos más próximos pertenecen a la generación de los ochenta, cuando el país era tristemente célebre por sus altas tazas de desnutrición y el mundo entero cantaba “We are the World”, como parte de aquella campaña ‘USA for Africa’.

Hoy nadie canta, y los atentados son silentes testigos del cáncer del islamismo radical. No obstante, todo esto pasa en Somalia, no en Europa y, por lo mismo, nadie dice: “Todos somos Somalia”.

Como siempre, sufrimos sólo por los ataques sobre la civilización que nos pareciera representar, sobre aquella donde el sufrimiento humano tiene otro significado; uno que si merece portadas e indignación. Fuera de ella, ‘el otro’ es, bajo cualquier respecto, un total desconocido.

*Columna escrita junto con el profesor Ignacio Morales.

Publicado en La Tercera.

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