CADE velando por la inclusión en el campus Peñalolén

14 mayo, 2018 DAE

CADE velando por la inclusión en el campus Peñalolén

Priscilla Harcha Abuhadba es psicóloga clínica y psicoterapeuta, formada en el modelo tradicional de Guidano. Actualmente es coordinadora del Centro de Asesoramiento y Desarrollo Estudiantil (CADE) en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), donde está a cargo de un equipo de psicólogas que prestan diversas ayudas y asistencias a los alumnos de la UAI, desarrollando talleres y campañas en pos de promover un acompañamiento oportuno a los estudiantes sobre temas que puedan afectar su vida académica.

                Sobre temas de inclusión, Priscilla Harcha, por medio de esta entrevista, nos ahonda sobre el camino que el CADE está tomando en cuanto a implementar técnicas para fomentar la inclusión.

¿Cómo entiende el CADE la inclusión dentro de un ambiente universitario?

Lo primero a considerar, es que la inclusión es un tema tan relevante en la educación superior, que está determinada por la Ley 20.422, que establece normas sobre la igualdad de oportunidades y la inclusión social de personas con discapacidad. Vásquez y Alarcón (2016) afirman que ya en la Declaración de Salamanca, ratificada por Chile, se expuso el rol fundamental que cumplen las universidades desde al ámbito de la docencia, investigación y extensión, en la elaboración de planes especiales y materiales adaptados que permitan la inclusión de todos los estudiantes que ingresan.

En la UAI, la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) busca fomentar el desarrollo de una identidad como estudiantes, ligada a los valores que promueve la universidad, a través de la vida universitaria y el cuidado de la calidad de vida de nuestros alumnos. Para esto, pretende consolidarse como un espacio de formación co-curricular, que acompaña la formación de pregrado, fomentando la vida universitaria y la calidad de vida de los estudiantes. A través del CADE, se quiere potenciar la inclusión de estudiantes diversos y el apoyo a los estudiantes en su proceso de adaptación con o sin problemas declarados, para que reconozcan una preocupación real de parte de la universidad.

En este contexto, el CADE entiende la inclusión como un conjunto de actitudes, políticas o tendencias orientadas a integrar a las personas en la sociedad, buscando que contribuyan con sus talentos, consiguiendo que todos los miembros de la comunidad educativa se sientan parte con sus diferencias y puedan aportar desde ellas.

Las metas del pilar de inclusión del CADE son:

  • Potenciar la inclusión de la diversidad de los estudiantes para aportar al desarrollo de una comunidad educativa.
  • Estimular la valoración de las diferencias entre los miembros de la universidad como una forma de enriquecer la vida universitaria.
  • Brindar apoyo frente a diferentes dificultades o situaciones vitales que enfrenten los estudiantes a lo largo de su carrera, para que puedan avanzar en el proceso de avanzar en su meta de convertirse en profesional.

Se realizan intervenciones concretas para favorecer la integración en la comunidad universitaria de estudiantes con características diversas: ya sea por condiciones físicas o de salud, orientación sexual, origen étnico, religión, nivel socioeconómico, ciudad o país de origen, edad, situaciones vitales específicas tales como paternidad/maternidad, duelos, accidentes y otras crisis biográficas relevantes.

“La inclusión es un fenómeno mundial que busca disminuir las inequidades, discriminaciones y exclusiones, así como fomentar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales, que no solo se asocian a la discapacidad.” (Vásquez y Alarcón, 2016)

 ¿Qué acciones o actividades realiza el CADE en favor de la inclusión dentro del Campus?

El CADE tiene tres grandes pilares de intervención:

  1. Promoción en Salud: a través de folletos, charlas y campañas en redes sociales.
  2. Prevención y Tratamiento: mediante entrevistas de triage, consejería psicoeducativa, talleres y workshops para desarrollar habilidades de estudio y desarrollo personal.
  3. Inclusión: se aplica la estrategia personalizada de atención uno a uno, en base a las necesidades específicas de cada estudiante que requiera apoyo para estudiar en la UAI. Además ofrecemos un programa de atención para estudiantes con enfermedades crónicas y consejería de inclusión para jóvenes con capacidades diferentes y necesidades educativas especiales.

Para fomentar la integración de los alumnos que ingresan a la UAI tenemos el programa de tutorías psicosociales y realizamos charlas de bienvenida para los alumnos que ingresan y que provienen de regiones y de intercambio, junto con campañas de difusión a través de folletos y redes sociales de la DAE.

Anualmente se realiza una campaña de fomento de la inclusión con folletos informativos y difusión de consejos en redes sociales, así como campañas semestrales de adaptación a la vida universitaria.

¿Qué propuestas nuevas piensan aplicar para promover la inclusión?

Realizar campañas de difusión novedosas y creativas que nos permitan generar más consciencia en la comunidad educativa, sobre la importancia de adoptar actitudes inclusivas, prevenir los prejuicios y estereotipos, destacar la necesidad de incluir a todos los miembros de la comunidad, generar espacios para que c/u aporte con sus talentos y capacidades diferentes. Siguiendo la línea de intervención de las universidades más prestigiosas y de acuerdo a nuestra realidad, nos gustaría enfocarnos en temas relacionados con la inclusión en salud mental y bienestar general de todos los estudiantes: realizar campañas para prevenir el suicidio, el acoso y el bullying, entre otros temas relevantes.

 ¿Qué beneficios apareja el desarrollo de un sentir inclusivo en el ambiente universitario?

Los beneficios son múltiples: las personas se sienten incluidas, miembros activos de una comunidad caracterizada por el respeto y una convivencia saludable, en la cual cada uno aporta y puede expresar sus talentos y capacidades. Se fomenta un ambiente en el cual todos podemos aprender a reconocer, validar y respetar a los demás, se crean lazos sociales con una amplia variedad de personas, se contribuye a desarrollar responsabilidad social, las personas con capacidades diferentes adquieren destrezas que les permiten participar de manera significativa en la comunidad, desarrollando un mayor sentido pertenencia, se enseña a la comunidad educativa a aceptar y adaptarse a las diferencias, se fomentan habilidades que promueven una mayor competencia social y se evitan las conductas de exclusión y segregación que suelen provocar problemas convivencia en las comunidades educativas.

 En su experiencia, ¿Cuál cree que es la situación general en los ambientes universitarios sobre las prácticas de buena convivencia e inclusión?

En nuestro país, uno de los estudios más relevantes realizados sobre el tema, por Vásquez y Alarcón, el año 2016, permitió constatar que las universidades se enfocan utilizar recursos que permitan generar instituciones inclusivas, pero lamentablemente se ofrece apoyo en menor medida para la diversidad. El desafío entonces para las universidades chilenas, sería enfocarse más en desarrollar ése ámbito.

Concuerdo con Vásquez y Alarcón (2016), cuando establecen que las universidades tradicionales y privadas se orientan a generar comunidades educativas con filosofías inclusivas, buscando eliminar las barreras para el aprendizaje y la participación de los estudiantes. En su estudio, establecen que las universidades privadas además buscan disminuir las prácticas discriminatorias, con un enfoque más concreto que pretende generar respeto entre todos los  miembros de la comunidad educativa, reconociendo los roles diversos roles que c/u desempeña, promoviendo una filosofía sobre la inclusión.

 En esa investigación (Vásquez y Alarcón, 2016), específicamente, se realizó un análisis de las prácticas inclusivas en distintas universidades chilenas y se estableció que éstas se enfocarían en: intentar admitir a todo el alumnado de su localidad; algunas instituciones buscan que sus instalaciones sean físicamente accesibles para todos; se ofrece apoyo para facilitar la adaptación de los estudiantes que acceden a la universidad por primera vez; las actividades de desarrollo profesional del personal de la universidad ayudan a dar respuesta a la diversidad del alumnado; las políticas relacionadas con las necesidades especiales son políticas de inclusión; la planificación y el desarrollo de las clases responden a la diversidad del alumnado; las clases se hacen accesibles a todos los estudiantes; las clases contribuyen a una mayor comprensión de la diferencia; los estudiantes aprenden de forma cooperativa; la disciplina del aula se basa en el respeto mutuo; se conocen y se aprovechan los recursos de la comunidad; la diversidad del alumnado se utiliza como un recurso para la enseñanza y el aprendizaje; el personal genera recursos para apoyar el aprendizaje y la participación de todos.

 También coincido con ellos en sus planteamientos sobre las medidas que aplican las universidades chilenas para potenciar una cultura inclusiva: se orientan a fomentar el respeto, la colaboración y convivencia saludable entre todos los miembros de la comunidad educativa, buscando eliminar las barreras existentes para el aprendizaje y la participación, esforzándose por disminuir las prácticas discriminatorias.

Fuente utilizada: Vásquez, B.; Alarcón, E. (2016). La inclusión en las universidades chilenas: del discurso a las interacciones prácticas, políticas y culturales. Pensamiento Educativo. Revista de Investigación Educacional Latinoamericana, 2016, 5

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